sábado, 15 de abril de 2017

14 Salón Eugéno Mendoza





Siempre ha sido difícil, vocacional, filantrópico, el fomento y mantenimiento de actividades artísticas, mucho más en este tiempo de guerra; y no se puede menoscabar la labor de instituciones como la Fundación Mendoza, pero no por ello, debo caer en la muy presente autocensura para callar mis dudas y mis sabores amargos ante situaciones en los circuitos de distribución de la producción artística. Este premio es importante, para los jóvenes artistas, constituye una motivación y estímulo.
El 14 salón es esperanzador porque refleja la labor de los artistas que en su mayoría viven y generan su producción en este, llámese campo de concentración o campo de  batalla. Desde aquí oigo las cotufas, como eufemísticamente le llamo  al sonido de las ráfagas y disparos aislados (desde hace más o menos unos 10 años).
La economía de medios es  parte de la crueldad que impone el momento, y creo que esta limitación engrandece cada una de las propuestas presentes en esta muestra, digna de una detenida mirada,  resulta también  una didáctica de los procesos creativos, especialmente de los artistas como investigadores y fabricantes de realidades, que nos rebotan complejamente como un juego de pinball, a las muy diversas relaciones que nuestra percepción consiente e inconscientemente elabora a partir de sus obras.
Y creo ineludible en el arte la condición de homo faber-ludens, sin buscar, tensión de polaridades, sino como característica de la actividad artística y los tramados categoriales que tejemos  quienes transitamos también las teorías del arte.
            Muy relevante el apoyo de seis importantes especialistas que trabajan en diversos escenarios internacionales, resulta  muy relevante  la promoción  para el arte joven venezolano: dar a conocer nombres, proyectos, de los artistas que enviaron sus propuestas y un aval para quienes resultaron seleccionados,  contar con los textos curatoriales de tan sobresaliente grupo de curadores

Ante esta situación de  carestía, la sala realizó un excelente esfuerzo museográfico, donde las piezas  dialogan bien en el espacio, quizás en la entrada son cuatro propuestas  y pueden resultar un poco apretados los campos visuales, pero como tres de ellas se aprecian de manera intima, acercándose para ver detalles, no se invaden perceptualmente.
Se agradece la publicación del acta del veredicto del jurado, lo que debería ser costumbre en los certámenes artísticos, pero lo general es saber sólo los nombres de los jurados y de los premiados
Cuando  se lee el acta del jurado del premio del  14 Salón Eugenio  Mendoza,  uno como docente de arte, como artista, como crítico, como persona común y corriente entra en crisis frente  al problema ontológico de la obra y se sorprende por la docilidad de todos los artistas participantes y en especial del premiado ante la recomendación que hace el jurado sobre su obra.
Se supone que una obra de arte, ni le sobra, ni le falta nada, es perfecta en su ser, a menos que la intervención, la modificación de la propia obra esté dentro de la propuesta  artística, pertenezca a su esencia ;  no siendo ese el caso ¿Cuáles son los parámetros de idoneidad  en la evaluación de mérito de una obra, cuando esta es objetable ? ciertamente  el campo de los juicios de valor , es un campo minado, donde la subjetividad perceptiva e interpretativa juega un papel preponderante, es por ello que este tipo de  deliberaciones se realiza entre varias personas y por lo general en número impar.
Semioticamente,  se convierte en algo bastante engorroso de dilucidar. Dado que cada uno de los elementos que compone la obra tiene un carácter significante y significativo, al objetar el dispositivo de exhibición (no la obra), se infiere que el artista no pudo resolver su proyecto completamente.  Entonces no se premia la obra, sino el proyecto; ¿la obra resulta accesoria?
Si bien el discurso y las formas están en el mismo campo del significante, y no en opuestos como algunos sugieren, confundiendo el término discurso, con retórica; pero entiendo la preocupación, ya que lo que sí es insostenible, es un  discurso que  no corresponde a la forma, el “como lo digo” es lo que da el carácter y la particularidad del discurso.
Las bolsas son signos, en estos momentos en Venezuela, denotan  la situación de escases alimentaria  y colocadas sobre esa rústica mesa de madera, explicita más la situación de indefensión, inseguridad de consumir el sustento mínimo ante la ausencia de los productos básicos, pero resulta ser que la mesa no es parte de la obra.
El cuestionamiento de la mesa, resulta también tener un potente contenido semántico, ya que en términos de la política nacional, la mesa alude al sector de la oposición unificada… -no se trata de esa mesa, pero el azar es objetivo. ¿Por qué es inapropiada la mesa? ¿Cómo debe ser la mesa? ¿Aun así la pieza permanece tal cual, se asume que la modificación sugerida se tomará en cuenta para otra oportunidad?
Ante este problema, de tener que premiar una obra con la que el jurado manifiesta no estar formalmente de acuerdo, existiendo otras, que no presentaban esta dilemática ontológica; inclusive haciéndose dos de ellas  merecedoras del reconocimiento, se decide premiar  la obra, que a su criterio, hay que hacerle una “corrección”, debe ser de otra forma y queda refrendado en el acta tal discrepancia en cuanto a la manera en cómo está exhibida; y esto se me hace complicado de entender  y ahora mucho más de explicar cuando afronte el concepto de esencia, hablando de la materia y forma en la obra artística.
Las posteriores declaraciones a la prensa nacional que dio  el artista galardonado, destaca el hecho performatico del material visual, “a partir del ensamblaje de bolsas que habían sido utilizadas previamente por revendedores de alimentos”, pero luego  dice” “Yo lo que hacía era proponerles un intercambio, yo les daba una bolsa común y ellos me entregaban la que estaban utilizando para cargar lo poco que habían podido comprar”,  ambas declaraciones son dos propuestas de acciones diferentes, de esta última me resulta una situación bastante forzada, lo que le aumenta mi  interés a las respuestas  de los interceptados en la acción.
Pero, todo el énfasis  performatico del material, esa “historia del material” queda oculta,  encriptada y al parecer es irrelevante. No sabremos nada de las reacciones de un público al que se le intercepta  y le puede incomodar o no,  la sugerencia de cambiar una bolsa por otra sin ningún beneficio. El receptor en contacto con la obra no puede llegar a conocer del estado de las bolsas,  pues  se encuentran amarradas, a menos que de otra manera sea informado de ello, es decir debe recurrir a la previa o posterior lectura del texto del proyecto tener conversación con el artista o algún informante allegado por ejemplo.
La mesa sola funciona semánticamente, ¿pero el ensamblaje de las bolsas sin la mesa? …. ¿cómo  y dónde deben estar colocadas las bolsas? ¿Cambiará la lectura de la obra si modifico  su dispositivo de exhibición?
¿Importa acaso lo que sucede con el público y  su interacción con las obras?, o ¿hay que asumir un gusto direccionado,  ver lo que nos dicen que tenemos que ver, como en el cuento del emperador que estaba desnudo.
Otro aspecto que me llena de incógnitas es el elogio por no sobre determinarse  ¿por qué esto es  un hecho que merezca reconocimiento?
Son fascinantes los juegos lingüísticos en los textos de arte. El término sobre-determinarse  venido del psicoanálisis y empleado en política y  sociología por Althusser, es una de esas palabras difíciles de aprehender porque devienen de la complejidad que encierra su significado; simplistamente sobredeterminarse  sería: la capacidad de colocarse capas, de solaparse y de complejizarse: que cada parte sea a la vez el todo y particular al mismo tiempo.
Mucho más difícil de pensar es el ejercicio que propone el jurado al decir “que no se sobredertemina” y allí mi duda de lo que estoy entendiendo, no resulta un elogio.
De los 12 artistas 10 propuestas sintetizan  una visión de esta llamada situación país en la que nos encontramos los venezolanos de estos tiempos, entonces las propuestas  de los otros dos artistas centradas en una problemática formal de la fotografía, ¿estarían fuera de concurso? ¿Tiene una línea editorial el salón obedeciendo a directrices  mediáticas de la super estructura?
Vivimos una economía de guerra creada por el gobierno al destruir el aparato productivo, forzada internacionalmente por razones políticas se le conoce como “guerra económica”, razones imperiales todas y de todos los imperios, que salen a relucir con el brillo de los minerales por ejemplo  , es una temática más oculta pero no por ello menos álgida y los artistas nos la hacen visibles  y uno puede transitar  los vericuetos a los que se puede llegar a través de los sellos, y la escritura braille de un libro,  donde también se resolvió con economía de medios y  sin monumentalidad; dos característica  en las obras de toda la muestra.
Muy rigurosa también resulta la síntesis  de los pentagramas silenciosos de nuestro himno nacional, la visualización sonora de la impunidad  y  la complicidad de los actores sociales ante la pérdida en general y particularmente se alude a ese país perdido, aquel donde se diseñaban estampillas y existía un coleccionismo filatélico, por supuesto  hablamos de años atrás, cuando aún no existía el e-mail y la comunicación epistolar recurría al correo postal.
Obras que refieren a situaciones personales: las cartas, las postales, los recuerdos pintados, los objetos ensamblados, dentro de un contexto histórico  de una modernidad hoy en acelerado proceso de deterioro. Haciendo crónica de esta actualidad, empleando el concepto de registro etnográfico, con humor en la apología simbólica identitaria, que muestra los documentos de la interacción lúdica. La  visualización  de la determinación del nivel de vida de una población de clima muy cálido, en la metáfora de una planta que depende de la electricidad, del agua residual  de un  aire acondicionado.
En ese sentido quien más se acercase a esa  línea se aproximaba más al discurso deseado, a la contradicción económica sobredeterminada. La propuesta premiada, nos enfoca en la cotidianidad de la continuada y desgastante búsqueda de alimento referida a la especificidad histórica de Julio-Agosto 2016 y subrayar este asunto de contingencia humanitaria siempre será relevante.
No sé si el acta buscaba sacudir,  activar la polémica; pero a la fecha es abismal  tanto silencio, aunque pasa, nada pasa, todo es excesivamente normal. Como artista, debo destacar que discurso más contundente,  me parece el acta de premiación, porque expresa el conformismo y la precariedad en los niveles más altos.


 Nancy Urosa Salazar
Artista docente investigadora 
Dra. en Cultura y Arte para América Latina y el Caribe





Los curadores encargados de la selección de los proyectos para  esta edición son Emiliano Valdés (Guatemalteco, curador en jefe  del Museo de Arte Moderno de Medellín, Colombia), Gabriela Rangel (Venezolana, directora de Artes Visuales y curador en jefe Americas Society, Nueva York, EEUU), Isabela Villanueva (Venezolana, curadora independiente radicada en Nueva York, EEUU), José Luis Blondet (Venezolano, curador de proyectos especiales de Los Ángeles County Museum of Art, EEUU), Lisa Blackmore (Británica, curadora y artista independiente radicada en Zurich, Suiza) y Magali Arriola (Francesa, curadora independiente radicada en México, DF, México)
Participantes: Eduardo Vargas Rico, Rosa Chávez, María Fabiana Zapata, Rosario Lezama, José Joaquín Figueroa, Rafael Serrano, Esmelyn Miranda, Paola Nava, Dianora Pérez, Samuel Yanes, Daniel Medina y Katiuska Angarita.

El jurado encargado del veredicto  : Sofía Hernández Chong-Cuy, Eliseo Sierra y Luis Lizardo.

Reconocimientos:
Premio Salón Eugenio Mendoza # 14 
Esmelyn Miranda Orozco 
disfrutará de una residencia de tres meses
en el centro Lugar a Dudas en Cali,Colombia

Menciones honoríficas: Ficción postal       Daniel Medina
                                        El libro dorado de Dianora Pérez.



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